Exposición en el Centro de Arte Hortensia Herrero, imagen cortesía de CAHH
Exposición en el Centro de Arte Hortensia Herrero; imagen cortesía: CAHH

En el corazón de Valencia, donde los artesanos medievales una vez dieron forma a la identidad cultural de la ciudad, se está produciendo una transformación notable. La Fundación Hortensia Herrero, establecida en 2012, ha estado dando nueva vida a monumentos centenarios, mientras posiciona a Valencia como un destino de arte contemporáneo digno de reconocimiento internacional.

Una misión personal hecha pública

Hortensia Herrero, imagen cortesía de CAHH
Hortensia Herrero; imagen cortesía: CAHH

La historia comienza con la propia Hortensia Herrero, vicepresidenta y copropietaria de una de las cadenas de supermercados más grandes de España. Su pasión por coleccionar ha evolucionado hacia algo mucho más ambicioso: una visión integral para el renacimiento cultural que toca cada rincón de la sociedad valenciana, desde niños con necesidades especiales practicando ballet hasta turistas que descubren arte contemporáneo de clase mundial en un palacio del siglo XVII meticulosamente restaurado.

Artista: Olafur Eliasson Instalación: Túnel para Desplegar el Tiempo en exhibición en el Centro de Arte Hortensia Herrero
Instalación en el Centro de Arte Hortensia Herrero Túnel para Desplegar el Tiempo de Olafur Eliasson, foto cortesía de Decorilla

Lo que distingue a la Fundación Hortensia Herrero de muchas instituciones culturales es su naturaleza profundamente personal. Como la única patrocinadora de la Fundación, Herrero canaliza su visión filantrópica a través de tres pilares cuidadosamente elegidos: la restauración del patrimonio artístico y cultural, la danza y el arte contemporáneo. Esta trinidad refleja no solo una planificación estratégica, sino una genuina pasión por compartir experiencias culturales transformadoras con la sociedad.

Instalaciones del Centro de Arte Hortensia Herrero; Das schwarzbraune Lied (izquierda) y Bündel (derecha) de Georg Baselitz, foto cortesía de Decorilla
Instalaciones del Centro de Arte Hortensia Herrero; Das schwarzbraune Lied (izquierda) y Bündel (derecha) de Georg Baselitz, foto cortesía de Decorilla

“El objetivo final siempre es acercar el arte y la cultura al público y ayudar a hacer de Valencia un referente cultural”, afirma la Fundación, pero esta modesta declaración subestima el alcance de lo logrado en poco más de una década. También representa un modelo que Herrero encontró durante su visita a Dallas en 2013 para la apertura de “Sorolla y América”. Allí, fue testigo de primera mano del poder transformador de devolver a la sociedad lo que esta te ha dado.

La Joya de la Corona: Un Palacio de Paradojas

Palacio Valeriola, imagen cortesía Fundación Hortensia Herrero
Palacio Valeriola; imagen cortesía: Fundación Hortensia Herrero

El Centro de Arte Hortensia Herrero (CAHH), que abrió en 2023, ejemplifica la capacidad de la Fundación para entrelazar pasado y presente de maneras que se sienten sorprendentes pero inevitables. La transformación de 40 millones de euros del ruinoso Palacio Valeriola en un espacio de arte contemporáneo de 3,500 metros cuadrados tomó más de cinco años para completarse. Sin embargo, el verdadero milagro reside en lo que se descubrió a lo largo del camino.

Fases de restauración del Palacio Valeriola, imagen cortesía de la Fundación Hortensia Herrero
Fases de restauración del Palacio Valeriola; imagen cortesía: Fundación Hortensia Herrero

Cuando ERRE Arquitectura, el estudio de Valencia dirigido por la hija de Herrero, Amparo Roig, y José Martí, comenzó su trabajo, desenterraron capa tras capa de historia: restos de un circo romano completo con el cráneo de un caballo sacrificado, un patio islámico del siglo XI con una fuente de ocho puntas, un horno medieval que contenía huesos de pescado y cáscaras de huevo, y trazas del antiguo barrio judío. En lugar de tratar estos tesoros como obstáculos o aislarlos en exhibiciones separadas, crearon un diálogo fluido entre épocas.

Restauración del Palacio Valeriola, imagen cortesía CAHH
Restauración del Palacio Valeriola; imagen cortesía: CAHH

Esta re-inscripción arqueológica se convirtió en la base para un centro de arte contemporáneo. Dentro de él, la instalación LED de Mat Collishaw juega con los restos reales del circo romano, representando caballos galopantes. Los alfabetos de acero de Jaume Plensa crean una segunda piel que celebra la diversidad lingüística en las antiguas paredes. Al lado, las nubes de vidrio coloreado de Tomás Saraceno proyectan un arco iris de luz sobre ladrillos centenarios.

Construyendo una Colección, Construyendo Relaciones

Centro de Arte Hortensia Herrero, instalación de Jaume Plensa; imagen cortesía CAHH
Centro de Arte Hortensia Herrero, instalación de Jaume Plensa; imagen cortesía: CAHH

La colección de arte en sí misma representa años de cuidadosa cultivación. Trabajando con el asesor Javier Molins, Herrero reunió obras de pesos pesados internacionales como Anselm Kiefer, Georg Baselitz, David Hockney, Olafur Eliasson y Anish Kapoor. Sin embargo, esto no fue simplemente una adquisición por el mero hecho de adquirir. Muchos artistas fueron comisionados para crear obras específicas del lugar que respondan directamente al carácter único del palacio.

Capilla antigua del Palacio Valeriola, imagen cortesía CAHH
Antigua capilla del Palacio Valeriola, vidrieras de Sean Scully; imagen cortesía de Decorilla

Sean Scully transformó la antigua capilla con vidrieras y pinturas contemplativas que dialogan con los frescos del techo originales del pintor valenciano del siglo XIX Juan Sorolla y sus alumnos. El último piso, que alguna vez fue un ático para secar ropa y alimentos, ahora alberga obras de Tony Cragg y El Anatsui. Los dibujos y escritos del siglo XVII originales todavía están en las paredes, contribuyendo a una narrativa que abarca milenios.

Interior del Centro de Arte Hortensia Herrero, imagen cortesía CAHH
Interior del Centro de Arte Hortensia Herrero; imagen cortesía: CAHH

El mundo del arte internacional ha tomado nota. En 2024, The New York Times seleccionó el Centro de Arte como uno de los únicos 52 lugares para visitar en todo el mundo, y el único destino español en la lista. Este reconocimiento llegó solo unos meses después de su apertura, validando la visión de Herrero de que los valencianos no deberían tener que viajar a París, Nueva York o Londres para experimentar el arte contemporáneo de vanguardia.

Más allá de los muros del Palacio

Pinturas de la Iglesia de San Nicolás, imagen cortesía Fundación Hortensia Herrero
Pinturas de la Iglesia de San Nicolás; imagen cortesía: Fundación Hortensia Herrero

Mientras el Centro de Arte acapara los titulares, el amplio trabajo de restauración de la Fundación ha transformado silenciosamente el paisaje cultural de Valencia. La Iglesia de San Nicolás, ahora conocida como la “Capilla Sixtina” de Valencia por sus magníficos frescos barrocos, atrae a visitantes de todo el mundo. El Museo de la Seda preserva el patrimonio textil de la ciudad. La restauración en curso de la Iglesia de los Santos Juanes, con sus importantes frescos de Palomino, promete ser otra joya en la corona cultural de Valencia cuando se complete en 2025.

Restauración de la Iglesia de los Santos Juanes, imagen cortesía Fundación Hortensia Herrero
Restauración de la Iglesia de Santos Juanes; imagen cortesía: Fundación Hortensia Herrero

Estos proyectos comparten un hilo conductor notable: la sostenibilidad. Cada restauración está diseñada no solo para preservar el pasado, sino para generar recursos para su propio mantenimiento mientras fomenta el empleo y atrae un turismo profundo. Los números cuentan la historia: más de 200,000 visitantes al Centro de Arte en su primer año, con más de 30,000 turistas internacionales añadiéndolo a sus listas imprescindibles junto a la Catedral de Valencia y la Ciudad de las Artes y las Ciencias.

La Danza como Transformación Social

Somos Arte, imagen cortesía Fundación Hortensia Herrero
Somos Arte, imagen cortesía Fundación Hortensia Herrero

El compromiso de la Fundación con la danza revela otra dimensión de su impacto social. El Campus Internacional de Danza de Valencia, ahora en su 15ª edición, se ha convertido en un acontecimiento veraniego, reuniendo a bailarines de todo el mundo. Pero quizás lo más conmovedor es el programa Ballet Vale+, dirigido por Esther Mortes, donde los niños con parálisis cerebral practican ballet para mejorar sus habilidades motoras, un perfecto ejemplo de cómo la alta cultura puede atender profundas necesidades sociales.

Mientras tanto, las visitas escolares al Centro de Arte presentan a los niños sus primeros encuentros con el arte contemporáneo. “Ver a los niños experimentar su primer contacto con el arte, la escultura y la pintura es realmente gratificante,” señala la Fundación.

Un Modelo para el Futuro

Instalaciones CAHH (de izquierda a derecha), Reina Mariana de Manolo Valdés, Runner de Tony Cragg, Street 3 de Julian Opie, fotos cortesía de Decorilla
Instalaciones CAHH (de izquierda a derecha), Reina Mariana de Manolo Valdés, Runner de Tony Cragg, Street 3 de Julian Opie, fotos cortesía de Decorilla

Lo que hace a la Fundación Hortensia Herrero particularmente atractiva es su naturaleza híbrida. Intensamente personal pero ejecutada profesionalmente, con raíces locales pero ambiciosa internacionalmente, basada en la historia pero contemporánea en perspectiva. Representa un nuevo modelo de filantropía cultural donde la pasión privada sirve al bien público sin perder su carácter distintivo.

Como dice Herrero, la mayor satisfacción llega “cuando la gente de Valencia puede disfrutar del arte y la cultura.”

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